sábado, 17 de octubre de 2009

Un día como cualquiera

Fuuuuu... Hace muchos días que no escribía.
Hoy fue un día atípico en mi vida.
Parcial de Comunicación a las dos de la tarde. Lo más raro de todo fue que no tuve ninguna sensación que me indique estar viva. Ni nervios, ni seguridad, nada de nada. Y cuando pasó esa instancia, nada. La cabeza trabajando a mil por hora con cosas que no tendrían que pasar, pero pasan y me complican la existencia.
Luego, la tarde en Parque Centenario con Noe y Laura, bajo el sol y los pendejos jugando a la pelota (bah, intentando pegarle bien a la fucking pelota que se desviaba hacía nuestras desprevenidas espaldas, caras, etc).
Tarde noche indignada por la incompetencia de mi progenitor y hermana.
Té con Noe, charla de amiga del alma con sus consejos y buena onda y su transmisión de seguridad y tranquilidad. (Gracias, Noe. Me ayuda mucho hablar con vos en este momento -que en mi cabeza es jodido-, gracias).
Vuelta a casa, tarde. Le hice perder el colectivo a Ho buscando un luar abierto para comprarle el regalo a mi madre. Nada. Cero suerte.
Minutos antes de las 23 arribo a casa, me reciben los amores de mi vida. SOy felíz y toda la muf se me va y vuelvo a sentir cosas.
Los amo, pichones. Son mi vida.

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