lunes, 12 de julio de 2010

Crónica N° 4

El gran paso

Como es entendible, es imposible que recuerde con precisa precisión los detalles de todo.
Habíamos quedado en la "primera cita" y su bello mensaje de texto por la noche.
Todas las noches, todo el día escribiéndonos y pensando en el otro. Eran impostergables esos instantes. Todavia tengo guardados algunos de sus mensajes.
Ah, fue el 27 de julio el primer encuentro, me lo hizo recordar porque, ese día, además, era el cumpleaños de una amiga suya.
Después de ese día todo fue melosidad, estrellas y nubes. Me contó de un sueño que tuvo, en el que yo estaba (tácitamente, obvio). Él caía a un precipicio y yo le etendía la mano y lo salvaba. Me hizo felíz.
Nos veíamos dos o tres veces por semana, trabajaba y yo estudiaba y era complicado vernos más seguido.
Un sábado, me fue a buscar y me acompañó a la estación de trenes. Le dije que e me iba el tren y que se vaya. Según él lo eché. Fue el primer enojo. Esa misma noche le mandé un mensaje diciéndole algo tierno, supongo y su respuesta fue: "No soy tu juguete". Tenía razón.
A pesar de ese momento, los días pasaban llenos de felicidad, todo era perfecto. Entre mensajes que iban y venían. Entre besos y abrazos a escondidas (debo admitir que me daba vergüenza besarlo en público, a veces). Entre todo eso, decidí realizar la acción más cursi que realicé en mi vida, hasta ahora, creo. Le escribí una carta. ¡Una carta! En ella, no recuerdo lo que le decía, pero si recuerdo que le pedía que me escribiese una respuesta por el mismo medio.
Una noche, en esas noches de bombardeos de mensajes de texto, me preguntó qué pensaría si me decía que quería que sea su novia, a pesar de que pueda llegar a ser apresurado. Entre mis vacilaciones eternas, pude haberle dicho cualquier cosa. ¡Pobre santo! Cómo lo amaba.
A los pocos días, después de que me preguntó eso, nos volvimos a encontrar en la plaza de la primera vez, empezamos a caminar y dar vueltas. Hablabamos. Creo. Aunque a mi siemrpe me costó eso, supongo que con él hablaba. Se tenía que ir a trabajar, pero antes de irnos, nos quedamos parados bajo los árboles y su sombra y le pregunté si era cierto eso que me había dicho, si realmente lo quería. Fue un 13 de noviembre. Me dijo que si era cierto. Se fue.
A la noche me manda un mensaje desde el teléfono de su prima y me dice: "Si no te lo digo no voy a poder dormir", si quería ser mi novio. Yo quería ser su novia. Ese 13 fuimos novios por primera vez.

P.D.: Y acá mismo adjuntaría la carta que me mandó en la que me decía que me quería sólo para él, con su letra horrible. La adjuntaría, pero es tan hermosa que sólo puedo tenerla para mí.

domingo, 11 de julio de 2010

"Me das asco"

Tengo tantas ganas de escupir todo lo que siento.
Tantas ganas.
Quiero que todo el mundo sepa que lo amo, que siempre lo amé.
Que todos sepan que me lastimó y que siempre lo dejé.
Que mis amigos sepan de mis deseos de morir por él.
Siempre fuí así, no puedo pretender que alguien me quiera por mis temores. No puedo querer que me aprecie por miedo.
"Sos muy tolerante", "tenés que aprender a quererte", "Vos vales mucho", "Te quiere a su manera", "No mereces estar así"...
Cómo quiero sus consejos ahora, que me diga que soy una idiota, que lastimándome no suprimo el dolor, que soy cobarde y que le doy asco. Pero no me lo dice. Es todo lo que espero, pero no me lo dice.
Sólo siento éste ardor que hace rebotar el dolor por todo mi cuerpo. Y me enfermé. Y lloré. Volví a llorar y no puedo parar. En todo momento lloré. En todo lugar.
No puedo parar. Lo quiero abrazar y llorar.
Tengo tanta necesidad de escribir todo lo que sieto. Todo lo que sentí en estos días. Los dos días seguidos que estuve llorando sin parar, pensando sin cesar. Los pensamientos que tengo. Y me acuerdo de cosas de hace cinco años. Me acuerdo de cosas que pasaron hace cuatro meses. Me acuerdo de los primeros 365 días y no puedo dejar de pensar y llorar.
Pero no quiero creer en las palabras de los demás. No quiero entender que es mejor esto. No lo puedo entender porque no es mejor. No estoy mejor así, con el corazón destrozado y la mente en cualquier lado. No estoy. Ya no estoy más.

Dead and surviving

No me gusta ser explícita, no me gusta lo explícito. Pero hoy he dejado todo de lado. Ya mis barreras y conicionamientos no existen más, fueron derribados por siempre. Todos esos límites a mis miedos fueron destruidos, después de mucho trabajar para construirlos. Ahora todo es miedo.
Hoy son 13 los días desde que me dijo que no me quiere más en su vida, que todo es peor que antes. Son 13 los días desde que mi mundo se resquebrajó y estalló en pedazos. Nada, nada puede ayudarme a unir las piezas y pegarlas o sólo juntarlas. Ni las tan valiosas palabras de los amigos, ni el consuelo y el cariño de la gente que a uno quiere. Nada.
Te das cuenta (me doy cuenta) que lo único que puede hacerme resucitar son "sus" palabras, un "te amo" y sus brazos fuertes y enormes rodeando mi cuerpo. Todo es un ida y vuelta, todo marea y detiene en esos momentos que siempre querés recordar, en esas voces y esos aromas que te hacen recordar. Extrañar lo lindo, lo feo y lo insulso... Pero, en estos 13 días, lo único que quería eran sus manos. Sólo sus manos.
Ni los consejos de seres queridos. Ni que me digan: "Es lo mejor que les podía pasar, se estaban lastimando mucho", puede hacer entrar en razón al corazón. El dolor del alma y el corazón son indescriptibles. Es tan vacío y profundo el ardor del alma que mata segundo a segundo los sentimientos. Pero no el amor. Tampoco mata el dolor.
Y me olvidé de todas las reglas a seguir para ecribir. No sé de géneros ni estilos. Nada importa. Nada es coherente ni relevante. Nada me detiene en el mundo. Sólo él y un futuro que ya nada es.
Todo, nuevamente, se reduce a "nada". Mi amor por él, lo redujo a nada. Mi vida estaba en sus manos y las redujo a nada. Cada palabra que me dijo y ese mensaje del 31 de mayo, ahora, hoy, son ¿nada?
Sólo quiero que pasen las horas, de alguna manera que pasen y me hagan sufrir por esperar algo que no voy a recibir. Sólo pasan. Y, sentada frente a la pantalla, viendo colores que no expresan nada, leyendo letras que no significan nada. La nada es todo. Y todo lo nuestro, ahora, con dolor, para vos, es nada.
Y te amo. Y no lo sabés. Y no lo queres ver.